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La vida transcurre ajetreada como siempre, el ajustado horario
laboral, la vida familiar, el deporte con los amigos, la pareja y las
preocupaciones cotidianas normales que se afrontan como puede. Pedro se considera
una persona activa, con una vida plena, dinámica y amigo de sus amigos. Siempre
intenta estar ahí para ayudar, arriesgándose al “contagio” que supone acercarse y relacionarse con personas negativas.
Como casi todos, Pedro tiene amigos considerados negativos
que se acercan a él para utilizarlo como un contenedor donde depositar la
energía negativa altamente radiactiva. Estos llegan y sin previo aviso te
empiezan a contar lo desgraciados que son, lo mal que se porta la vida con
ellos y como no, nombran de manera sistemática las palabras “mala suerte”. A la
menor señal de positivismo que ven en la otra persona, estas encienden la
maquinaria de la argumentación a favor de su negatividad, concienzudamente
estudiada y detallada, para que no quepa ninguna duda de la veracidad de los
hechos negativos que lo envuelven.
Pedro se ve por momentos desolado en mitad de la conversación y lo
que antes consideraba una buena salida ahora se torna de color gris oscuro.
Percibe que está siendo arrastrado a la zona pesimista de la cosas, al
catastrofismo que por un momento le envuelve como una ola te revuelca sobre la
arena.
Termina la conversación con esta persona y amablemente se despide.
Ha llegado cargado del terrible virus de la negatividad, lo ha descargado y ha
infectado, sabiéndolo o no, parte de la energía positiva que desprendía Pedro.
El protagonista de nuestra historia ha sido víctima del virus de la negatividad que transmiten algunas personas y que cada uno de nosotros en algún momento ha estado en idéntica situación.
El estado de ánimo considerado estable (positivo) está lejos de ser lineal y tiene oscilaciones entre la alegría y la tristeza, que son consideradas normales y adaptativas. Por ende, para un buen funcionamiento vital pleno no podemos estar ni en una
euforia permanente, lo que se denominaría maníacos en su punto extremo, como
tampoco en una disforia continuada, lo que sería un estado de ánimo depresivo.
¿Cómo detectar a personas con alta negatividad?
Estas personas se detectan por las sensaciones de inestabilidad y pesimismo que te producen cuando compartes un
tiempo con ellas. Por la capacidad que tienen de hacerte ver el mundo a su
imagen y semejanza. Estas llegan y te contagian de mal humor, de tristeza, de
envidia o de otra emoción negativa que hasta el momento no habías manifestado.
Y esta actitud tienden a repetirla hasta tal punto, en algunos casos, forman su propio
repertorio personal.
Por diferentes motivos que
la ciencia todavía no da una explicación objetiva, de manera consciente o
inconsciente, tal vez por una falta de habilidades sociales o de un poco de la llamada inteligencia emocional, estas personas
adoptan diferentes estilos para expresar su negatividad contagiosa, de los que
podemos destacar los siguientes:
·
Negativos
pasivos: Aquí se incluyen los victimas, los que echan la culpa de todo su mal a
los que le rodean y no se responsabilizan. De alguna manera han aprendido a obtener
la atención a través de la queja. Se sienten maltratados por la vida y hacen
sentir mal a quién no les presta atención de la que se creen merecedores.
·
Negativos
caradura: Son los que siempre te pedirán favores, pero a la vez no son capaces
de estar atentos a sus capacidades. Tiran de otros sin preguntarles si están
bien, si necesitan ayuda o si les viene bien prestársela en ese momento. Son
egoístas y egocéntricos, y en el momento en que se deja de satisfacer sus
necesidades comienza el chantaje emocional.
·
Negativos
criticones: Usan su tiempo y esfuerzos en vivir la vida de otros dejando a un
lado la suya. No hablan bien de los demás, porque el que a los demás le vaya
bien parece ser que les potencia su frustración. No saben competir sin
destruir.
·
Negativos
psicópatas: Un psicópata no es un asesino en serie, como nos ha dicho el cine.
Este es aquel que inflige dolor a los demás sin sentir la menos culpabilidad o
remordimiento. Llegan criticando o ridiculizando a otros, soltando su falta de
empatía e ilusión por su propia vida.
En primer lugar hay que diferenciar que es ayudar a un amigo/a en
una mal momento puntual, que él te ayudará cuando tú estés en su situación y
que no te supone un esfuerzo prestarle ayuda. Y en segundo lugar saber quién
sigue un patrón constante de queja y que al ayudarle se paga un alto precio,
nuestra estabilidad emocional.
Una vez que se tiene claro la ayuda a otros o el contagio por
otros, tenemos que parar a estar personas. Hay que intentar hacerles consienten
que el esfuerzo que está empleando en la queja lo canalice a la búsqueda de
soluciones y que si no las intenta buscar que no te llame. Que entienda que le
ayudaras solo si se moviliza y que sea responsable de ello. Con ello se busca
no reforzar su actitud de queja para que no la mantenga. Y no le permita que
haga juicios de otras personas que no estén presentes intentándolo arrastrar a
usted a que opine lo mismo.
También para salvaguardar su estado emocional tiene que aprender
en algunas circunstancias decir que no y hacer prevalecer mis necesidades y
prioridades. A veces hay que ser un poco “egoístas” en ese sentido, ya que si
entras en el círculo vicioso de sentirte atraído por alguien que da pena el
final puede pasar que den pena los dos.
Por último la mejor recomendación es que se rodee de personas
positivas, optimistas, que le hagan feliz y que al estar con ellos salga con
las pilas cargadas. Y sepa querido lector/a que la energía positiva también se
transmite con la misma fuerza, así que busque esa fuerza e intente prendarse de
optimismo y felicidad.
Si por otro lado usted se ve identificado como una persona
negativa que no sabe salir por sí sola de los problemas y no sabe afrontarlos,
recuerde que puede consultar a un psicólogo que le ayude a superarlos dado que ser optimista
también se puede aprender.
Domingo Martín Déniz, psicólogo Masters en práctica clínica en salud mental.
Son lo llamados también "vampiros energéticos", personas que cuando interaccionas con ellas y te cuentan sus cosas (porqué siempre hablan de ellos mismos y no escuchan), te dejan hecho polvo, sin energía. Distancia, saber detectar y seleccionar tus relaciones es la clave. Buena semana! Mapi de Paz
ResponderEliminarHola Mapi, buena definición la tuya "vampiros energéticos" aunque estos también salen de dia jejeje, buenas también tus recomendaciones, espero que te haya gustado el artículo.
ResponderEliminarChaito besos